Durante veinte años, se pudo ver una misteriosa huella en la ventana de una estación de bomberos de Chicago. No se puede limpiar, pulir ni raspar. Muchos creían que pertenecía a Francis Leavy, un bombero que estaba limpiando esa misma ventana cuando predijo su propia muerte inminente en 1924.
La historia del bombero de Chicago Francis Leavy y la huella de la mano fantasmal
Francis Leavy fue un bombero dedicado durante la década de 1920. Amaba su trabajo y sus compañeros lo amaban por su dedicación y naturaleza encantadora. Era un hombre agradable, siempre dispuesto con una sonrisa y una mano amiga.
El 18 de abril de 1924 el desastre del incendio de Chicago Curran's Hall
El 18 de abril de 1924, los colegas de Francis se dieron cuenta de un cambio en su comportamiento. De repente, era un tipo serio y gruñón que lavaba una ventana grande en el Departamento de Bomberos de Chicago, sin mirar a nadie ni hablar. Después de unos minutos, Leavy anunció de repente que tenía una sensación extraña, la sensación de que podría morir ese mismo día. En ese mismo momento, sonó el teléfono y rompió la atmósfera pesada provocada por las palabras del bombero.
Se estaba produciendo un incendio en Curran's Hall, un edificio comercial de cuatro pisos en Blue Island Avenue en Chicago, que estaba bastante lejos del departamento de bomberos. Por tanto, no había que perder tiempo. En solo unos minutos, Francis Leavy y sus compañeros bomberos llegaron al lugar, evaluando la situación y ayudando a los atrapados en los pisos superiores.
El edificio colapsó abruptamente
Todo parecía ir por buen camino para rescatar a todos del edificio. Entonces, de repente, las llamas envolvieron la parte inferior del edificio y el techo se derrumbó. Tan pronto como esto sucedió, las paredes se derrumbaron, atrapando a muchas personas bajo los escombros, incluido Leavy. La siniestra premonición de Leavy se hizo realidad. Perdió la vida ese día tratando de salvar a otros.
Muertes
Ese día, ocho bomberos del Departamento de Bomberos de Chicago murieron y más de veinte resultaron heridos. Un noveno bombero murió a causa de sus heridas ocho días después del incendio, y un civil también murió mientras trataba de ayudar a rescatar a los bomberos de los escombros.
El motor 12 perdió a seis bomberos en el colapso: el teniente Frank Frosh, el bombero Edward Kersting, el bombero Samuel T.Warren, el bombero Thomas W.Kelly, el bombero Jeremiah Callaghan y el bombero James Carroll, el último de los cuales murió de heridas fatales el 26 de abril. El motor 5 perdió a dos bomberos: el capitán John Brennan y el bombero Michael Devine, y el bombero Francis Leavy era del motor 107.
Las misteriosas huellas de las manos
Al día siguiente de la tragedia, tratando de aceptar las grandes pérdidas, los colegas de Leavy se sentaron en la estación de bomberos a pensar en los eventos del día anterior. De repente, notaron algo extraño en una de las ventanas. Parecía una huella de una mano manchada en el cristal.
Curiosamente, era la misma ventana que Francis Leavy estaba ocupado lavando el día anterior. Los bomberos volvieron a limpiar la ventana, pero la huella se negó obstinadamente a desaparecer. Durante muchos años, la huella de la mano permaneció en la ventana a pesar de los productos químicos utilizados para intentar eliminarla. El extraño misterio permaneció sin resolver, pero llegó a un abrupto final cuando un chico de periódicos arrojó un papel contra la ventana en 1944, provocando que se rompiera en pedazos.